domingo, 9 de diciembre de 2012

Entrevista a Rosana Alonso


"...un escritor tiene que remover, denunciar, reflejar, despertar, incomodar..."


Conocí a Rosana Alonso en 2010 durante la final del concurso Relatos en Cadena de la cadena SER. Me pareció una mujer llena de vitalidad y talento que antes, con las entradas de su blog Explorando Lilliput, y ahora, con la reciente publicación de su libro "Los otros mundos", amenaza con convertirse en un referente en el panorama actual del microrrelato.

Rosana, ¿qué recuerdo guardas de la final en la que nos conocimos?

Le tengo mucho cariño a esa final porque con algunos de los finalistas creé una amistad que aún dura a día de hoy y he compartido con ellos proyectos, como las jornadas primaverales de microrrelatos indignados que se han convertido en un libro este mismo mes.

¿Desde cuándo tienes la afición de escribir?

Desde pequeña. Soy consciente de que sonará manido, pero es la pura verdad. Un poco antes tuve la afición a leer, era y soy lectora compulsiva. Después apareció la de inventar y fabular historias que contaba a mis compañeras de colegio, pasado un tiempo, a pasar al papel esas ficciones.

¿Qué te impulsa a escribir?

Pensando en lo que he respondido a la pregunta anterior, me doy cuenta de que escribo “compulsivamente”. A veces me doy cuenta de que voy por la calle o en el tren y ya tengo todos los sentidos entrenados para buscar historias, incluso de manera inconsciente sin proponérmelo. Se podría resumir con la expresión acción-reacción, algo, una imagen, un sueño, una noticia... provoca la germinación de una semilla que dará como fruto un texto.

Acabas de publicar “Los otros mundos” un recopilatorio de microrrelatos que como su título indica nos enfrenta a esos mundos que muchas veces pasan por delante de nuestra vista sin que seamos capaces de verlos. ¿Qué tal la experiencia?

La experiencia de publicar ha sido maravillosa. Es cierto que lo importante es escribir, pero proponerte armar un manuscrito, cuidarlo, corregirlo, desarmarlo, volverlo a armar y finalmente verlo en papel es muy emocionante. Independientemente de si se vende mucho o poco. La gente nueva que he conocido a través del libro, y sobre todo los lectores inesperados, los que no entran dentro del círculo de familia o amigos, contar con su opinión, que les haya gustado el libro y se pongan en contacto contigo ha sido lo mejor.

En general cuando quedas satisfecha con uno de tus microrrelatos, ¿qué porcentaje de éxito achacas a la inspiración y escritura inicial y qué parte a la lectura, revisión, reflexión y corrección posterior?

Pues dejando aparte esos microrrelatos increíbles que salen a la primera, sin apenas necesitar correciones, que parece que una escribe en estado de gracia, yo creo que el porcentaje es 30% de inspiración y 70% de trabajo.

¿Tienes algún tipo de hábito a la hora de escribir?

Pues el único hábito que me puedo permitir es el empeño de escribir todos los días, aunque a veces solo pueda escribir cinco minutos. Llevo una vida tan agitada últimamente que no me puedo permitir hábitos, manías o rituales de escritura. Escribo a salto de mata, en plan guerrillero.

En la antología de microrrelatos que Irene Andrés ha publicado en Cátedra se dice que el microrrelato es el cuarto género literario (diferenciándolo de los cuentos y los poemas en prosa). ¿Estás de acuerdo o piensas que el microrrelato es un simple ejercicio iniciático para aprender a escribir en distancias más largas?

Conozco las dos teorías enfrentadas y sé que además se discute en congresos. Como no soy teórica del microrrelato sino que los escribo, prefiero dejar esas elucubraciones a los críticos y teóricos. Sí te puedo decir, y pensarás que es una manera de escurrir el bulto, que creo en una mezcla de las dos: indudablamente el origen del microrrelato está en el cuento, en los cuentos cortos, y con el paso de los años está consiguendo el estatus de género gracias a una serie de cualidades que le pueden dar identidad propia. Creo que el tiempo es el que decidirá la denominación definitiva del microrrelato.

¿Los libros de microrrelatos, como tus “Otros mundos” comienzan a proliferar en las librerías, piensas que esta tendencia se consolidará, mostrándose como un género “comercial”, o es una moda pasajera y volverán al que hasta hace poco parecía su hábitat natural, internet?

Seguramente, superada una pequeña crisis que seguramente pasen los libros de microrrelatos, cuando el boom afloje un poco (ya sabes la ley del péndulo), se mantendrán a flote de manera natural, encontrarán su hábitat y lugar propio y fijo en librerías y bibliotecas y mientras tanto seguirán creciendo y existiendo con fuerza en Internet. Creo que, como la poesía, tendrán un público atento, exigente y que gusta de lo diferente y de las lecturas que suponen un reto.

Hay autores que centran sus microrrelatos en lo absurdo y el surrealismo. En cambio otros intentan siempre dar verosimilitud a sus historias hasta llevarlas al hiperrealismo. Tú por ejemplo te manejas muy bien en los dos estilos. ¿Crees que se puede hablar de tendencias dentro de los microrrelatos?

Yo creo que hace un tiempo sí, y que incluso por sus características, el microrrelato casa muy bien con lo fantástico y lo surrealista, pero ahora ya no se le resiste ningún tema, subgénero ni forma.

¿Cuál prefieres tú como lectora y cuál te gusta más escribir?

Como lectora reconozco una tendencia clara hacia lo fantástico, surrealista y sobre todo (incluso dentro de un marco real o hiperreal) las rupturas de lo cotidiano, los sucesos que descolocan la realidad, que obligan al protagonista a reaccionar de una manera diferente, a sobrevivir, enloquecer o adaptarse. Y como escritora creo que se me escapa esa tendencia también unida a un toquecillo macabro o perverso, pero sin dejar de utilizar también el microrrelato para mostrar temas sociales y actuales, esos mundos que a pesar de lo cerca que están tampoco vemos o queremos ver a menudo.
Creo que un escritor tiene que remover, denunciar, reflejar, despertar, incomodar... y todos los infinitivos que se te ocurrran. Lo puede hacer a través de la escritura y utlizando las herramientas como su imaginación le dicte.

Internet y los dispositivos electrónicos han “democratizado” mucho la difusión literaria, haciendo que los autores desconocidos se hagan un hueco en el panorama. Por otra parte hay editoriales modestas que dejan a un lado la calidad de lo que publican valorando simplemente la capacidad de un escritor para atraer clientes o para cofinanciar la publicación. ¿Crees que con estas tendencias estamos corriendo el riesgo de que se pierda la función de las editoriales como filtro?

Me preocupa, sí, y dediqué una entrada en mi blog a este tema. Hay editoriales que juegan mucho con las ilusiones de los escritores, dejan de lado la calidad y solo ven el negocio. En el fondo es parecido a las editoriales que solo apuestan por literatura vendible, pasando de arriesgar y yendo al tipo de libros que les va a producir muchas ventas, solo que aquí se juega con el escritor. Se le imprime el manuscrito, a menudo sin haber pasado correciones atentas, y se le ve como una manera de hacer dinero, esas editoriales siempre salen ganando, porque el escritor lo pone todo y luego se encuentra solo a la hora de promocionar, vender, hacer presentaciones, recibir consejo editorial en cuanto a mejora del manuscrito. 

¿Cuál es tu próximo proyecto?

Un proyecto de largo aliento que esperaba turno desde 1991 y que ahora pide pista y no me deja en paz. Y otro libro de microrrelatos (que quizá llevé imágenes, depende de si sube demasiado el presupuesto el hecho de incluir imágenes) que ya tiene hasta título: De rerum natura, inspirado en el libro del filósofo griego y atomista Tito Lucreo Caro, pero en el siglo XXI claro.





2 comentarios:

Rosana dijo...

Ahivá!! Yo entraba a leer tu denuncia.

Vaya sorpresa para un domingo.

Gracias Miguel, ahora mismo difundo.


Abrazo

Miguel Torija Martí dijo...

Gracias a ti Rosana.